Xavier Dolan es un canadiense tres años menor que yo y que ya ha dirigido, escrito, producido e interpretado tres películas y ganado tres premios en Cannes, además de ser preseleccionada por Canadá para competir en los Oscar con la primera, "J'ai tué ma mère" ("Yo maté a mi madre") que estrenó apenas cumplidos los 20. Bastantes motivos para que uno se agarre una depresión, excepto él, claro.
El chico tiene talento. Escribe bien, con garra y energía y rabia juveniles pero también con profundidad. Tiene un original sentido estético y buen oído para los extractos musicales que incluye en sus cintas. Eso no quita (o quizá sea precisamente por eso)que tenga toda la pinta de ser insoportable, tanto en sus películas como en la vida real: con ese pelazo tan trendie, esos humos subidos, esa tendencia a gritar como un histérico y tanto empeño que parece tener en ir de moderno a toda costa por la vida uno no sabe si abrazarle por las hostias que le van a caer en su futuro personal o dárselas uno mismo todas juntas, en la boca. Dan más ganas de lo segundo, la verdad.
En esta escena, que se desarrolla a partir del minuto 7:40, nos encontramos con una agria discusión entre madre e hijo donde este último le escupe todas las verdades a la cara, para terminar dirigiéndole una pregunta demoledora:
"¿Qué harías si me muriera hoy?"La respuesta de la madre es conmovedora.
La película es semiautobiográfica, contando la difícil relación de amor odio entre una madre y su hijo, que acaba por ser una declaración de amor filial, si bien a su pesar. A la pregunta de si a la madre del susodicho Dolan le había gustado, éste contestó: "Por supuesto que no".
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