Tras casi tres meses desde la última nota, reinicio la actividad de este blog. Las razones para este silencio vacacional son que durante estos últimos meses asistí a menos pases de prensa y, en última instancia, que no me apetecía escribir las críticas. No es que me cansara de ello, pero estaba (y sigo estando) escribiendo una historia que me ronda desde hace más de año y medio; una historia muy exigente emocionalmente que me quitaba bastantes energías, energías que dediqué casi exclusivamente a ella durante el último año y aún más durante los meses de verano.
Hay otra razón: me he mudado a Alemania, como Alfredo Landa y su Pepe. Es curioso cómo la historia se repite con los españolitos, aunque debemos reconocer que los mismo que emigramos no lo hacemos en las mismas condiciones que los que lo hicieran en los sesenta. El caso es que he empezado a trabajar en un proyecto cultural que me va a tener en el país germano por lo menos un año, aunque si la situación española sigue como hasta ahora y yo me encuentro igual de bien que en este momento, es probable que me quede más tiempo, si las circunstancias se dan, que uno nunca sabe. Durante este mes de septiembre me he centrado en adaptarme a este nuevo proyecto y a las rutinas y obligaciones que toda mudanza y cambio de vida conllevan. De paso, he aprovechado para descansar de mi proyecto literario y dejarlo reposar, y creo que a ambos (la historia y a mí) nos ha venido bien.
Mi nueva ciudad es Potsdam, preciosa y tranquila capital del land de Brandeburgo (sí, se escribe así), a apenas media hora en tren de Berlín, ciudad a la que siempre quise volver y vivir desde que la visité con dieciséis años. Últimamente vengo comprobando que hay muchísimas canciones dedicadas a esta ciudad (un buen número de ellas italianas, curiosamente). Elijo la que quizá sea la mejor y más conocida, ésta de Lou Reed con la que se estrenaba como solista al margen de la Velvet Underground. Irónicamente, es una canción de despedida a un amor intenso y real, el de su relación con la cantante Nico, a la que se ve al fondo de la imagen en el vídeo.
No sé qué será de este blog en los próximos meses, puesto que veré menos películas y escribiré menos críticas, quizá se convierta en algo más personal, aunque dudo que acabe siendo un diario de viaje pues nunca he tenido la paciencia suficiente para escribir un diario. Sea como sea, lo encaro como encaro esta nueva etapa y esta canción y a Berlín: como una oportunidad para despedirse y al mismo tiempo, epezar, continuar y vivir.
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