[Nota:Esta entrevista se realizó con motivo del estreno de la ópera prima de Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña en noviembre de 2007]
Luis Piedrahita hace aparecer billetes de cien euros de una tarjeta de crédito a petición de una reportera de un canal de televisión. Es la rueda de prensa posterior a la proyección de “La habitación de Fermat”, su primera película como director junto a su amigo Rodrigo Sopeña, que también dirige con él el programa televisivo de magia “Nada x aquí”. Están acompañados por parte del reparto, a falta de Federico Luppi y Lluís Homar: Elena Ballesteros, Alejo Sauras y Santi Millán, que plagó la rueda de prensa de bromas divertidas y capciosas. También les acompañaba el productor de la película,Miguel Monzón, encantado de contarnos que la película ya ha encontrado distribución en Inglaterra y Japón, tras su paso por festivales de cine fantásticos (y los que quedan), una propuesta italiana de adaptar el film al teatro; y, sobretodo, una oferta en firme de una importante productora estadounidense para hacer el “remake” americano. Los directores no disimulan su alegría al oír estos elogios, teniendo en cuenta que su pretensión era “hacer una película abarcable para los dos”, una idea sencilla que presentar a una productora y que encuentra su inspiración en las novelas de Agatha Christie y en cintas como “La soga” o “Crimen Perfecto”. Y no se olvidan de la televisión: se han basado en la dirección de series como “24” o “Perdidos”.
Tras la rueda de prensa, la entrevista. Nos sentamos con ellos en el vestíbulo del cine Palafox de Madrid, en un sofá y unas sillas. Han atendido a varios medios y empiezan a estar cansados, pero la ilusión por su película les anima a hablar, por lo que la entrevista adopta un tono cordial, para acabar convertida en una animada conversación. En un momento dado, Alejo Sauras se paseaba a espaldas de los directores para cotillear, divertido, sus respuestas a nuestras preguntas.
Pregunta: ¿Y ese salto de la televisión al cine? Acostumbrados a los monólogos de Luis, tan minimalistas, sorprende una película como la vuestra, que da un poco al traste con esa imagen; ¿cómo se os ocurrió dar este salto a la gran pantalla?
Luis Piedrahita: Bueno, las cosas pequeñas siempre han sido… Bueno, la verdad es que los monólogos que siempre los he hecho de temas de cosas pequeñas, pero bueno, por buscar un estilo... La magia siempre la he hecho con cosas pequeñas. Esta película, que sí que es más grande, pero, bueno, la acción transcurre en una habitación muy pequeña, así que algo hay ahí. (Le traen una botella de agua con sabor a manzana) Muchas gracias. ¡Uy, está helada!
Rodrigo Sopeña: Bueno, el cine es una ilusión como la televisión. Lo que queríamos era hacer una película que pudiera entrarle muy por los ojos al productor, que nos dijera: “Bueno”, y entonces… En este caso son cinco personajes dentro de una habitación. Si hay un productor que no puede levantar eso es que ya no puede levantar ningún proyecto. Nosotros pensamos que cinco actores, una habitación, llenan un proyecto con recursos limitados, y ya nuestro trabajo en el guión sería, a esos recursos, sacarles todo el jugo posible. Por eso hay muchas relaciones de personajes, los personajes que hay todos ocultan algo, todos tienen un pasado que no quieren contar y lo que hacemos es ponerles en una situación con tanta presión física y presión psicológica, ponerles en una situación tan tensa en la que se dan cuenta que tienen que contar la verdad cada uno si quieren sobrevivir.
P.: Ha habido un auge de un tiempo a esta parte de películas que se desarrollaban en un pequeño escenario, sin grandes efectos especiales. ¿Creéis que a la gente le gusta este tipo de cine? ¿Habéis pensado en ello a la hora de hacer la película?
R.S.: Yo pienso que desde el momento que hay efectos especiales que lo pueden recrear todo y que ya se puede conseguir todo… En los años ochenta uno podía ir al cine a ver una película de acción esperando ver una historia; desde el momento en que en un anuncio lo pondemos ver todo… Todo ese avance tecnológico de los efectos especiales lleva a que el público lo que va a ver no sea el guión, quizá sea esa la razón de que… Pero, no olvidemos, que hay películas como “Terminator 2” que tienen grandes efectos especiales y un grandísimo guión. Lo triste es cuando haces un guión y tienes medios muy por debajo de lo que necesitas. Nosotros hemos hecho una película modesta porque sabíamos que en nuestra primera película íbamos a tener medios modestos, pero tenemos los medios que necesita la película para contar.
L.P.: Y lo que decías antes: el guión es lo que levanta una película y los efectos especiales, claro, la pueden hacer más grande. Queda ridículo cuando pasa lo contrario, que es un mal guión grandilocuente, y también queda muy mal lo otro, que es: con pocos medios, mal guión, que también hay, películas malísimas en una sola habitación. Lo que pasa es que claro, eso sí que ya no lo recuerda nadie, pero te hago una lista, si quieres.
P.: Vosotros sois guionistas, principalmente, y habéis dirigido por primera vez. ¿Creéis que es lo deseable que un guionista tenga el control de su obra o creéis que hay otros factores que influyen en ello, si creéis que puede ser incluso perjudicial…?
L.P.: Esto es interesante. Yo creo que lo ideal sería que cada uno hiciera lo que mejor sabe hacer. Que el que mejor escribe, escriba; que el que mejor dirige, dirija. Y eso pasa mucho en Estados Unidos. Aquí, en España… Bueno, pasa en Estados Unidos porque el sistema es tan grande que cuando uno escribe, escribe para millones de personas; cuando uno dirige, dirige para millones de personas. En España el mercado funciona de otra manera, y funciona más torpemente.
R.S.: La figura del director de encargo no existe.
R.S.: Yo pienso que desde el momento que hay efectos especiales que lo pueden recrear todo y que ya se puede conseguir todo… En los años ochenta uno podía ir al cine a ver una película de acción esperando ver una historia; desde el momento en que en un anuncio lo pondemos ver todo… Todo ese avance tecnológico de los efectos especiales lleva a que el público lo que va a ver no sea el guión, quizá sea esa la razón de que… Pero, no olvidemos, que hay películas como “Terminator 2” que tienen grandes efectos especiales y un grandísimo guión. Lo triste es cuando haces un guión y tienes medios muy por debajo de lo que necesitas. Nosotros hemos hecho una película modesta porque sabíamos que en nuestra primera película íbamos a tener medios modestos, pero tenemos los medios que necesita la película para contar.
L.P.: Y lo que decías antes: el guión es lo que levanta una película y los efectos especiales, claro, la pueden hacer más grande. Queda ridículo cuando pasa lo contrario, que es un mal guión grandilocuente, y también queda muy mal lo otro, que es: con pocos medios, mal guión, que también hay, películas malísimas en una sola habitación. Lo que pasa es que claro, eso sí que ya no lo recuerda nadie, pero te hago una lista, si quieres.
P.: Vosotros sois guionistas, principalmente, y habéis dirigido por primera vez. ¿Creéis que es lo deseable que un guionista tenga el control de su obra o creéis que hay otros factores que influyen en ello, si creéis que puede ser incluso perjudicial…?
L.P.: Esto es interesante. Yo creo que lo ideal sería que cada uno hiciera lo que mejor sabe hacer. Que el que mejor escribe, escriba; que el que mejor dirige, dirija. Y eso pasa mucho en Estados Unidos. Aquí, en España… Bueno, pasa en Estados Unidos porque el sistema es tan grande que cuando uno escribe, escribe para millones de personas; cuando uno dirige, dirige para millones de personas. En España el mercado funciona de otra manera, y funciona más torpemente.
R.S.: La figura del director de encargo no existe.
L.P.: Claro, no existe. Y si quieres que dirijan en España un guión tuyo tienes que llevarlo y espolear el proyecto, y es muy difícil que encuentres a alguien tan ilusionado como tú, que lo has escrito, para sacar el proyecto como tú, que escribes la historia. Cosa que en Estados Unidos no pasa: uno escribe y luego llega otro superilusionado y saca adelante ese guión con la misma fuerza que el que lo escribió.
R.S.: En nuestro caso, ambos habíamos vendido guiones de largometrajes a productoras, como guionistas habíamos cumplido, teníamos nuestro contrato que estaban de acuerdo y que tal, pero claro, si el proyecto se queda ahí, ¿quién lo va a dirigir? Tampoco hay un director que se encargue de dirigir algo o que se encargue de leer esos guiones. Entonces el proyecto se queda encima de la mesa y la verdad es que el director, el guionista-director, es el único que sabe desde la primera letra que escribe hasta que la peli se estrena en el último país del mundo en el que se estrene, ¿no? Por eso, la verdad, es que nos embarcamos en dirigirla porque otros proyectos anteriores que habíamos escrito con la idea de no dirigir pues no se habían llegado a hacer.
P.: Hay dos frases que me gustaría saber de quién es la autoría: la de “La presión puede convertir el polvo en carbón o en diamante. ¿Eso es de Arquímedes? No, de MacGyver”.
R.S.: La verdad es que esa es de “MacGyver”, de verdad. De la tercera temporada. Es más, te diría que es del mejor capítulo de la tercera temporada. “MacGyver” tiene una maravillosa primera temporada, maravillosa segunda temporada, y en la tercera empieza a bajar el listón y al final hace un invento por capítulo y ya es tremendo. Pero la tercera temporada tiene un capítulo maravilloso y en ese capítulo dice esa frase y es verdad.
L.P.: Y además es un capítulo que tiene bastante que ver con “La habitación de Fermat” porque habla de… Es un capítulo de un concurso en una universidad, de sistemas de cerrar puertas y no poder abrir; y es la historia de, bueno, de un niño que su padre le exigía mucho y ahí está la frase: “La presión puede convertir el carbón en polvo o en diamante”.
P.: Y otra frase: “El mundo está como estaba”, es una frase muy buena para terminar una película.
R.S.: Porque la película tiene un perfil modesto y no queríamos que al final pareciera…
L.P.: …que habíamos cambiado el mundo con la película.
R.S.: La idea es… Ellos, los cuatro personajes, han vivido una gran aventura, pero el mundo está como está. Realmente esas personas no pasan a la historia de las matemáticas ni… lo que han vivido es una experiencia miserable…
L.P.: Sí, sí.
R.S.: Bueno, no. No pongas eso. (Risas)
L.P.: Han vivido una experiencia que no es positiva.
R.S.: No han vivido una experiencia épica como los “300”, no. Han vivido una… (Se dirige a Piedrahita), como tú sueles decir, una…
L.P.: Un truncado, un mal rollo. Porque además… (Aquí Piedrahita describe la escena final, pero no es cuestión de ponerla.)
Lo que sí podemos poner es la canción que ambienta los títulos de crédito finales: "La copa de Europa" de Los planetas.
P.: ¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir? Hemos oído que el rodaje fue bastante accidentado, además sois principiantes y sois dos. ¿Con qué dificultades os habéis encontrado?
R.S.: Bueno, ser dos es una ventaja.
L.P.: Es una ventaja. De hecho, no sabemos cómo lo hace la gente que es una.
R.S.: Pues mira, lo primero que nosotros quisimos es que la habitación disminuyera de verdad y que fuera implacable. Sabíamos que visualmente la habitación tenía que ser algo mortífero, pues no podía ser el típico decorado de serie que todas las paredes se… No, tenía que ser de verdad y estar cerrada de verdad. Y claro, cuatro paredes móviles, que se mueven de verdad, arrastrando trípodes, arrastrando toda la cacharrería del cine: trípodes, micrófonos… pues claro, era más complicado. Y cada vez que había que hacer una toma nueva había que volver todo atrás: todos los muebles atrás, todo otra vez y entonces era complicadísimo repetir, rodar con dos cámaras… Claro, al final eso son…, no sé, tres metros cuadrados, cuatro actores, quince personas de equipo y fue algo muy duro. Pero como la película es angustiosa y la idea es que están sufriendo mucho, ese sufrimiento está integrado en la película, por tanto, se transmite; en teoría.
P.: ¿Cómo definiríais el género de esta película?
R.S.: Nosotros, si tuviéramos un videoclub, la pondríamos en la estantería que pone “Misterio”.
L.P.: Aunque realmente es una peli de “acción de interior”. (Risas.)
P.: Las matemáticas, obviamente, en la película son muy importantes. ¿Esto lo habéis tenido en cuenta como un elemento ya, a priori, terrorífico para los españoles, que siempre estamos los últimos en el ranking? Lo digo porque yo soy un hijo de la LOGSE, a las matemáticas siempre les he tenido pavor, y nunca he sabido lo que eran los números primos.
L.P.: Ah, pues… No. Nosotros somos de letras puras también y no hace falta saber las matemáticas. Las matemáticas no son importantes en la película, son una excusa. Los personajes son matemáticos. Es como si dices que son…
R.S.: …son cocineros…
L.P.: …como si dices que para entender “Los Simpsons” hay que entender de física nuclear. No. Homer trabaja en una central nuclear, pero no hay que (pequeña risa), no hay que saber nada de física nuclear para ver “Los Simpsons”. Pues aquí las matemáticas simplemente es la profesión de estos señores, luego los enigmas que se plantean no son matemáticos y sí lo son los personajes y sus personalidades, que son excéntricas.
R.S.: Los personajes de esta película tienen que pasar de ser muy fríos al principio a muy pasionales al final, y eso es una cosa común a otros matemáticos, sobretodo a los grandes matemáticos que han pasado a la Historia, pues muchos eran muy disciplinados pero también tenían vidas muy tormentosas y es una de las razones por las que escogimos… bueno, que nos fascinaron… El personaje del matemático.
P.: Los detalles en esta película son importantes, de hecho Luis tiene el título de “el rey de las pequeñas cosas”…
L.P.: Sí.
P.: …por muy mal que suene…
L.P.: (risita.) Depende de lo sucios que tengas los oídos. (Risas.)
P.: He visto detallitos. Por ejemplo, sale tu libro. El del pijama.
L.P.: Sale el del pijama, el de “¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?”, sale el de los frutos secos también, el del cacahuete (“Un cacahuete en una piscina, ¿sigue siendo un fruto seco?”), sale el libro de Pablo Motos, sale la mano de Rodrigo colocando los muebles…
R.S.: Sale… El cuadro que aparece en la habitación es la portada de un libro de Agatha Christie, el cuadro de una avispa y un avión, el único cuadro que aparece en la película… Hay un montón de referencias y también los attrezzistas pusieron cosas que les gustaban, libros que les gustaban… Hay varios.
P.: Vuestra vinculación con la magia, aunque decís que sois aficionados; pero tenéis un programa de magia…
R.S.: Luis es campeón de España de magia.
L.P.: Pero no me dedico profesionalmente a ello. Nadie me puede contratar para que haga magia a sus hijos en una comunión. (Risas.)
P.: ¿Vuestra afición ha ayudado a la hora de escribir la trama, por eso de los engaños, las ilusiones, para llegar al “prestigio”?
L.P.: Ayuda desde un punto de vista y es que el gusto y la afición que nos ha llevado a investigar la magia también nos ha llevado… Somos las mismas personas con esos gustos, entonces… las trampas (las herramientas, no las trampas), que se utilizan en la magia de enseñar y ocultar una pista y que una cosa parezca algo y que luego realmente sea otra cosa, y que todo tenga un doble significado, eso está en la magia: hay una estructura muy de dirigir la atención del espectador al lugar opuesto de donde está sucediendo algo gordo, pero delante de tu mirada está también lo que está sucediendo. Todo eso está en la magia y está en esta película de suspense.
R.S.: Yo diría que el ingenio y la voluntad de sorprender al espectador es un ingrediente que es común para el humor, para la magia y para el misterio, el suspense.
R.S.: En nuestro caso, ambos habíamos vendido guiones de largometrajes a productoras, como guionistas habíamos cumplido, teníamos nuestro contrato que estaban de acuerdo y que tal, pero claro, si el proyecto se queda ahí, ¿quién lo va a dirigir? Tampoco hay un director que se encargue de dirigir algo o que se encargue de leer esos guiones. Entonces el proyecto se queda encima de la mesa y la verdad es que el director, el guionista-director, es el único que sabe desde la primera letra que escribe hasta que la peli se estrena en el último país del mundo en el que se estrene, ¿no? Por eso, la verdad, es que nos embarcamos en dirigirla porque otros proyectos anteriores que habíamos escrito con la idea de no dirigir pues no se habían llegado a hacer.
P.: Hay dos frases que me gustaría saber de quién es la autoría: la de “La presión puede convertir el polvo en carbón o en diamante. ¿Eso es de Arquímedes? No, de MacGyver”.
R.S.: La verdad es que esa es de “MacGyver”, de verdad. De la tercera temporada. Es más, te diría que es del mejor capítulo de la tercera temporada. “MacGyver” tiene una maravillosa primera temporada, maravillosa segunda temporada, y en la tercera empieza a bajar el listón y al final hace un invento por capítulo y ya es tremendo. Pero la tercera temporada tiene un capítulo maravilloso y en ese capítulo dice esa frase y es verdad.
L.P.: Y además es un capítulo que tiene bastante que ver con “La habitación de Fermat” porque habla de… Es un capítulo de un concurso en una universidad, de sistemas de cerrar puertas y no poder abrir; y es la historia de, bueno, de un niño que su padre le exigía mucho y ahí está la frase: “La presión puede convertir el carbón en polvo o en diamante”.
P.: Y otra frase: “El mundo está como estaba”, es una frase muy buena para terminar una película.
R.S.: Porque la película tiene un perfil modesto y no queríamos que al final pareciera…
L.P.: …que habíamos cambiado el mundo con la película.
R.S.: La idea es… Ellos, los cuatro personajes, han vivido una gran aventura, pero el mundo está como está. Realmente esas personas no pasan a la historia de las matemáticas ni… lo que han vivido es una experiencia miserable…
L.P.: Sí, sí.
R.S.: Bueno, no. No pongas eso. (Risas)
L.P.: Han vivido una experiencia que no es positiva.
R.S.: No han vivido una experiencia épica como los “300”, no. Han vivido una… (Se dirige a Piedrahita), como tú sueles decir, una…
L.P.: Un truncado, un mal rollo. Porque además… (Aquí Piedrahita describe la escena final, pero no es cuestión de ponerla.)
Lo que sí podemos poner es la canción que ambienta los títulos de crédito finales: "La copa de Europa" de Los planetas.
P.: ¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir? Hemos oído que el rodaje fue bastante accidentado, además sois principiantes y sois dos. ¿Con qué dificultades os habéis encontrado?
R.S.: Bueno, ser dos es una ventaja.
L.P.: Es una ventaja. De hecho, no sabemos cómo lo hace la gente que es una.
R.S.: Pues mira, lo primero que nosotros quisimos es que la habitación disminuyera de verdad y que fuera implacable. Sabíamos que visualmente la habitación tenía que ser algo mortífero, pues no podía ser el típico decorado de serie que todas las paredes se… No, tenía que ser de verdad y estar cerrada de verdad. Y claro, cuatro paredes móviles, que se mueven de verdad, arrastrando trípodes, arrastrando toda la cacharrería del cine: trípodes, micrófonos… pues claro, era más complicado. Y cada vez que había que hacer una toma nueva había que volver todo atrás: todos los muebles atrás, todo otra vez y entonces era complicadísimo repetir, rodar con dos cámaras… Claro, al final eso son…, no sé, tres metros cuadrados, cuatro actores, quince personas de equipo y fue algo muy duro. Pero como la película es angustiosa y la idea es que están sufriendo mucho, ese sufrimiento está integrado en la película, por tanto, se transmite; en teoría.
P.: ¿Cómo definiríais el género de esta película?
R.S.: Nosotros, si tuviéramos un videoclub, la pondríamos en la estantería que pone “Misterio”.
L.P.: Aunque realmente es una peli de “acción de interior”. (Risas.)
P.: Las matemáticas, obviamente, en la película son muy importantes. ¿Esto lo habéis tenido en cuenta como un elemento ya, a priori, terrorífico para los españoles, que siempre estamos los últimos en el ranking? Lo digo porque yo soy un hijo de la LOGSE, a las matemáticas siempre les he tenido pavor, y nunca he sabido lo que eran los números primos.
L.P.: Ah, pues… No. Nosotros somos de letras puras también y no hace falta saber las matemáticas. Las matemáticas no son importantes en la película, son una excusa. Los personajes son matemáticos. Es como si dices que son…
R.S.: …son cocineros…
L.P.: …como si dices que para entender “Los Simpsons” hay que entender de física nuclear. No. Homer trabaja en una central nuclear, pero no hay que (pequeña risa), no hay que saber nada de física nuclear para ver “Los Simpsons”. Pues aquí las matemáticas simplemente es la profesión de estos señores, luego los enigmas que se plantean no son matemáticos y sí lo son los personajes y sus personalidades, que son excéntricas.
R.S.: Los personajes de esta película tienen que pasar de ser muy fríos al principio a muy pasionales al final, y eso es una cosa común a otros matemáticos, sobretodo a los grandes matemáticos que han pasado a la Historia, pues muchos eran muy disciplinados pero también tenían vidas muy tormentosas y es una de las razones por las que escogimos… bueno, que nos fascinaron… El personaje del matemático.
P.: Los detalles en esta película son importantes, de hecho Luis tiene el título de “el rey de las pequeñas cosas”…
L.P.: Sí.
P.: …por muy mal que suene…
L.P.: (risita.) Depende de lo sucios que tengas los oídos. (Risas.)
P.: He visto detallitos. Por ejemplo, sale tu libro. El del pijama.
L.P.: Sale el del pijama, el de “¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?”, sale el de los frutos secos también, el del cacahuete (“Un cacahuete en una piscina, ¿sigue siendo un fruto seco?”), sale el libro de Pablo Motos, sale la mano de Rodrigo colocando los muebles…
R.S.: Sale… El cuadro que aparece en la habitación es la portada de un libro de Agatha Christie, el cuadro de una avispa y un avión, el único cuadro que aparece en la película… Hay un montón de referencias y también los attrezzistas pusieron cosas que les gustaban, libros que les gustaban… Hay varios.
P.: Vuestra vinculación con la magia, aunque decís que sois aficionados; pero tenéis un programa de magia…
R.S.: Luis es campeón de España de magia.
L.P.: Pero no me dedico profesionalmente a ello. Nadie me puede contratar para que haga magia a sus hijos en una comunión. (Risas.)
P.: ¿Vuestra afición ha ayudado a la hora de escribir la trama, por eso de los engaños, las ilusiones, para llegar al “prestigio”?
L.P.: Ayuda desde un punto de vista y es que el gusto y la afición que nos ha llevado a investigar la magia también nos ha llevado… Somos las mismas personas con esos gustos, entonces… las trampas (las herramientas, no las trampas), que se utilizan en la magia de enseñar y ocultar una pista y que una cosa parezca algo y que luego realmente sea otra cosa, y que todo tenga un doble significado, eso está en la magia: hay una estructura muy de dirigir la atención del espectador al lugar opuesto de donde está sucediendo algo gordo, pero delante de tu mirada está también lo que está sucediendo. Todo eso está en la magia y está en esta película de suspense.
R.S.: Yo diría que el ingenio y la voluntad de sorprender al espectador es un ingrediente que es común para el humor, para la magia y para el misterio, el suspense.
“La habitación de Fermat” se estrena el viernes 16 de Noviembre en los mejores cines (“y en algunos de los peores”, en palabras de Luis Piedrahita.)
Agradecimientos a Lucía Tello y a Andrés León, por su simpatía y sus preguntas.