A chi non lo rivedrà più
La muerte de Edward Bloom, reconciliado finalmente con su hijo William, que ha entendido que la vida de un hombre son también sus historias. Que la vida quizá no sea más que una ficción. Personajes todos, unos vivimos cuentos de pocas páginas, y otros, novelones de más de mil. Pero no es el número de páginas lo que importa, sino la intensidad de la historia. Puede enseñar y emocionar más una parábola que una saga de varios volúmenes.
Lo que importa es la calidad del personaje protagonista, su impronta en la increíble historia de su vida, de nuestra vida. Increíble porque, como decía Albert Einstein: Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro.
Y así, si no nos reconciliamos con el Narrador, nos reconciliamos con una parte de la Historia, aquélla en la que personaje vivió, amó y creó. Porque, como dice William Bloom:
Un hombre cuenta sus historias tantas veces que al final él mismo se convierte en esas historias. Siguen viviendo cuando él ya no está. De esta forma, el hombre se hace inmortal.
P.S.: Para la banda sonora de la película, Eddie Vedder compuso una maravillosa canción que suena en los títulos de crédito finales y que por sí sola ya se ha convertido en un canto de vida y nostalgia.
Good bye for now.
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