A pocos días del estreno de The Pelayos (la película estrenada el día 27 sobre cómo Gonzalo García Pelayo y su familia ganaron más de 200 millones de pesetas en los noventa jugando a la ruleta con el uso de la estadística y las matemáticas) y tras la cálida acogida que la cinta tuvo en el pasado Festival de Málaga, hablamos con el director la película, Eduard Cortés, y con uno de sus protagonistas, Miguel Ángel Silvestre, que sorprende con un cambio de registro que lo convierte en uno de los principales alicientes del film.
Es la última entrevista de la maratoniana jornada de promoción que ha tenido lugar en una discoteca del centro de Madrid que acogerá la fiesta posterior al preestreno de la película esa misma noche. El local se encuentra, a tal efecto, decorado como si de un casino se tratase: gigantescas cartas de póker, efigies con el símbolo del dólar, mesas con tapetes verdes, fichas, ruletas rusas…
A pesar del cansancio lógico, tanto el director como el intérprete se muestran encantadores con la prensa y muy entusiastas con su proyecto, intercambiando elogios mutuos. La entrevista se convirtió en una conversación informal en la que Silvestre no dejó de juguetear con unas fichas de juego, mostrando en los movimientos de sus dedos una destreza quizá aprendida durante el rodaje de la película.
Culturamas: Eduard, en una entrevista reciente con Culturamas pudimos saber que, en el rodaje de The Pelayos, llamabas a Daniel Brühl “Marcello” porque decías que su forma de actuar te recordaba a Mastroianni. ¿Quién sería Miguel Ángel Silvestre, con qué actor lo compararías? Y Miguel Ángel, ¿quién sería Eduard Cortés?
Eduard Cortés: ¡Menuda pregunta! Bueno, si Daniel es Mastroianni, ¡Miguel Ángel sería Vittorio Gassman! Yo creo que él, que es un actor visceral, está en la onda de los intérpretes del Actor’s Studio, que se involucran a fondo con sus personajes y los viven: De Niro, Pacino… Ese tipo de actor intuitivo, visceral.
Miguel Ángel Silvestre: ¡Qué piropazo! Yo pienso que él está en la misma línea que estos actores. Eduard es un director que confía en los actores, que busca que éstos le sorprendan. Scorsese trabaja así: construye el guión con los actores. Lo que a mí me gustaba del guión es que los personajes de esta película no son típicos, y en los ensayos los actores reescribimos parte de nuestros diálogos, crear, con ayuda de Eduard. Es un director que se mete él mismo en el barro con los actores, como Scorsese, Casavettes, Godard…
Eduard Cortés: Ver cómo se retroalimentaban los actores era maravilloso. Y cómo aportaban cosas a sus personajes. Miguel Ángel siempre traía muchas ideas para Fredy, su personaje. Algunas las incluí y otras no, pero, por ejemplo, que su personaje hiciera kung-fu fue idea suya.
Miguel Ángel Silvestre: Eduard es un director con ilusión. Desde los ensayos fue siempre un director generoso, que dejaba proponer a los actores y escuchar sus propuestas. Creó un clima único en el rodaje; nunca me he sentido tan cuidado, tan protegido por un director. Aportaba una generosidad, una tranquilidad que da saber que un director da la posibilidad a los actores de jugar a la contra… Me muero de ganas de volver a trabajar con él y ojalá me dirija de nuevo.
Director e intérprete se abrazan entre risas.
Eduard Cortés: ¡A enjabonarnos mutuamente somos únicos!
Culturamas: Miguel Ángel, Eduard también comentó en la entrevista que, aunque tú hubieras terminado tu parte, te quedabas más tiempo en el rodaje para ver las escenas de Lluís Homar y Eduard Fernández. ¿Qué aprendiste de ellos?
Miguel Ángel Silvestre: Eduard Fernández es un actor impresionante, se transformaba completamente antes de entrar en escena. Yo lo admiro mucho, y lo observaba atentamente segundos antes de meterse en su personaje y era increíble. Vivías la magia. Y esos duelos con Lluís, que es otro actor muy de tierra, son de lo mejor de la película en mi opinión. Y me han dicho que Eduard Fernández interpretó de joven a Roberto Zucco y que debió de ser impresionante…
Eduard Cortés: Yo vi esa obra.
Miguel Ángel Silvestre: Tú lo podrás contar mejor entonces.
Eduard Cortés: Lo recuerdo mucho. Fue hace años, en Montjuïc, con dirección de Lluís Pasqual y fue algo espectacular, espectacular.
Culturamas: Uno de los hallazgos de la película es la pareja cómica que formáis Oriol Vila y tú, Miguel Ángel.
Miguel Ángel Silvestre: Oriol fue muy generoso. Me fui a Barcelona a vivir unos días antes de que empezara el rodaje, y para estar con él y crear esa relación que tienen nuestros personajes. Desayunábamos juntos y hablábamos mucho de parejas cómicas que nos gustaban: Jack Lemmon y Walter Mathau, el Gordo y el Flaco… Queríamos crear dos polos opuestos que se atraen cuando están juntos, como un muelle que se estira hacia lados contrarios pero que hubiera una fuerza tirase de ellos hacia el otro. Nos lo pasamos muy bien. Un día, en peluquería, le vi con ese tupé y esa laca y esas gafas que lleva su personaje y pensé que iba a ser muy difícil hacer la película por lo mucho que nos íbamos a reír a la hora de rodar.
Culturamas: Miguel Ángel, esta película ha supuesto un cambio de registro en tu trayectoria, es un personaje cómico y tú estabas acostumbrado a interpretar papeles más dramáticos. ¿Cómo lo construiste?
Miguel Ángel Silvestre: Una de las cosas que los actores del equipo utilizamos apra crear nuestros personajes era pensar en qué se gastaría cada uno de ellos el dinero. Era muy gracioso. Yo tenía claro que el mío, Fredy, que es así un poco macarrilla, se lo gastaría en cosas de los chinos y en trajes imposibles que para él fueran lo más, y que hubiera visto en películas, como un traje rosa chicle que le hubiera visto a De Niro.
Culturamas: ¿Sentiste responsabilidad por el hecho de que tu personaje se inspirara en una persona real que todavía está viva?
Miguel Ángel Silvestre: Sí sentí cierta responsabilidad, pero se da la circunstancia de que de la persona que inspiró mi personaje ha desaparecido, es el único del que no se sabe nada. Y conociéndolo, estoy seguro de ahora estará en una playa en Jamaica o algo así. Sí es verdad que se enamoró de una crupier y se fue con ella, y bueno… yo intenté vivir el personaje con verdad.
Miguel Ángel Silvestre se ríe, socarrón. El personaje de la crupier es interpretado en la película por Blanca Fernández, novia en la vida real de Silvestre, del que se enamoró durante el rodaje.
Eduard Cortés: Te metiste a fondo en el personaje…
Por último, nos dan sus impresiones sobre el film:
Eduard Cortés: Estoy muy contento de haber hecho una película optimista en estos tiempos, y de haber apostado conscientemente por transmitir una ingenuidad feliz.
Miguel Ángel Silvestre: Tiene mucho subidón, y además, en la realidad, los que saqueaban los casinos eran españoles, que es algo nunca visto.
Y también nos dieron, de manera breve, su opinión sobre los recortes que está sufirendo el cine español. Ambos coinciden en que cualquier país debe proteger su cinematografía. “Habrá pocas películas, pero las que haya, serán buenas”, asegura Silvestre. El director se muestra optimista: “El cine español se adaptará a los tiempos, como siempre ha hecho. Para mí, la mejor época del cine español es la posguerra, donde estaban Berlanga, Bardem, Buñuel… que no creo que por entonces pudieran permitirse grandes lujos.
Acabamos la entrevista hablando de la posible sombra que le pueda hacer en taquilla Los Vengadores, la película que reúne a todos los superhéroes de la factoría Marvel. El director tuerce el gesto. “Dicen que no es el mismo target”, dice Silvestre, que se va al reencuentro con su novia, Blanca Fernández, que acaba de terminar una entrevista. La crupier espera a su jugador.