viernes, 2 de marzo de 2012

¿Y AHORA ADÓNDE VAMOS? (La religión de las mujeres)



Título original: Et maintenant, on va où?
Dirección: Nadine Labaki
Año:2011. 
Duración: 110 min. 
Interpretación:Claude Bazz Mossawbaa (Takla), Layla Hakim (Afaf), Nadine Labaki (Amale), Yvonne Maalouf (Yvonne), Antoinette Noufaily (Saydeh), Julien Farhat (Rabih), Ali Haidar (Roukoz), Kevin Abboud (Nasim). 
Guion: Nadine Labaki y Jihad Hojeily. 

  En el camino que lleva al cementerio del pueblo, una procesión de mujeres de negro afronta estoicamente el calor del sol estrechando contra ellas las fotos de sus maridos, de sus padres o de sus hijos. Algunas llevan velo, otras una cruz, pero todas comparten el mismo duelo, consecuencia de una guerra funesta e inútil. Al llegar a la entrada del cementerio, el cortejo se divide en dos: uno musulmán, el otro cristiano. Con el telón de fondo de un país desgarrado por la guerra, “¿Y ahora adónde vamos?” narra la determinación sin fisuras de un grupo de mujeres de todas las religiones para proteger a su familia y a su pueblo de las amenazas exteriores. Demostrando un gran ingenio, inventando estratagemas, unidas por una amistad inquebrantable, esas mujeres sólo tienen un objetivo: distraer la atención de los hombres y hacer que se olviden de su cólera y de su indiferencia. Pero cuando los acontecimientos toman una orientación trágica, ¿hasta dónde estarán dispuestas a llegar para no perder a los que todavía quedan? 
  
  Parece un argumento propio de una película coral de Berlanga o Kusturica donde el protagonismo recae en diversos personajes que llevan sus desgracias con humor y que, tras situaciones esperpénticas, salen, o bien reforzados, o todo lo contrario, pero siempre con un hilo de inquebrantable y tierna dignidad. Las comparaciones terminan aquí, pues Nadine Labaki, mujer de mucho talento y belleza, no es tan buena directora como ellos, y no acierta con el tono general de la película, a ratos humorístico, desenfadado y hasta musical, y otros trágico, desesperanzado y violento. Todo ello provoca que uno no sepa muy bien qué está viendo, a qué carta quedarse, aunque justo es decir que el precioso mensaje de fraternidad entre iguales más allá del absurdo de las religiones llega con claridad al espectador, para lo cual se ha valido de escenas que, aunque inconexas, han logrado arrancarnos una sonrisa o emocionarnos hasta las lágrimas. Mención especial a todo el soberbio elenco actoral, sobre todo a las actrices, cada una con una escena para su propio lucimiento y que son el verdadero motor de la historia con sus ideas entre lo disparatado y lo entrañable, apasionadas en mantener a toda costa la paz de su pueblo y sufridoras de unos maridos e hijos que quedan a la altura del betún. Si en verdad, y como parece sugerir la película, lo hombres libaneses son así, estas madre, hermanas, tías, abuelas e hijas merecen ser honradas de por vida.
  
  Irregular y a pesar de todo emotiva, deja un poso agradable y cálido tras visionar las peripecias no siempre exitosas de estas mujeres, hasta concluir en un original e inverosímil final, a la vez duro y divertido, que subraya cuál es en verdad la única religión de las mujeres de esta película: el amor.


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