miércoles, 29 de febrero de 2012

FAUSTO (El sueño de la razón produce monstruos)



Título original: Faust. 
Dirección: Alexander Sokurov
Año:2011. 
Duración: 134 min. 
Interpretación: Hanna Schygulla, Maxim Mehmet, Georg Friedrich, Antoine Monot Jr., Katrin Filzen, Isolda Dychauk. Guion:Alexander Sokurov y Marina Koreneva; basado en el libro de Yuri Arabov; basado a su vez en la obra de Johann Wolfgang Goethe. 


  “Fausto”, dirigida por Alexander Sokurov, no es una adaptación cinematográfica de la obra de Goethe en el sentido habitual de la palabra, sino una lectura de lo que queda entre líneas. ¿De qué color es un mundo que da a luz ideas tan colosales? ¿A qué huele? El universo de Fausto es sofocante: ideas que harán temblar el mundo nacen en el espacio reducido en el que se mueve. Es un pensador, un portavoz de ideas, un transmisor de palabras, un maquinador, un soñador. Un hombre anónimo empujado por instintos básicos: el hambre, la codicia, la lujuria. Una criatura infeliz y perseguida que plantea un reto al Fausto de Goethe. ¿Por qué contentarse con el momento si se puede ir más allá? Cada vez más allá, siempre hacia delante, sin darse cuenta de que el tiempo se ha detenido. Tú también desaparecerás.

  Si leyendo la sinopsis no se han enterado de nada, bienvenidos al club. El visionado de la película (última entrega de su tetralogía sobre el poder y su corrupción cuyos anteriores objetos de estudio fueron Hitler, Lenin, y el emperador Hirohito) tampoco aclara gran cosa. Inspirada libremente en el clásico de Goethe, reinterpretado por Thomas Mann, sus influencias son más literarias que cinematográficas, pero la historia del ambicioso médico que vende su alma a Mefistófeles para conseguir una sabiduría existencial que le haga competir con Dios, se muestra impredeciblemente caótica y confusa, sin que uno sepa muy bien lo que está viendo en todo momento, a qué atenerse. Este desconcierto constante e incómodo, no es malo a priori, atrevido y provocador como es incomodar al espectador, más aún si la repugnancia y lo ininteligible de algunas imágenes va acompañada de una sublime fotografía del mismo autor que hizo "Largo domingo de noviazgo" y "Amélie". La belleza visual de esta película (merced también a una gran dirección artística) está fuera de toda consideración, más allá de lo definible. Cada plano es una auténtica obra de arte pensada al milímetro que bien pudiera estar expuesta en museos junto a cuadros flamencos de Rembrandt
  
  Sólo por eso merece ser vista, aunque Sokurov parece tener el mal que aqueja a muchos directores/autores, empeñados en hacer un cine no sólo enigmático, sino hermético, que parece regodearse en su bien merecida fama de provocar bostezos dada la duración del film y el lento desarrollo de la trama. Ser parsimonioso en cuanto al ritmo no es malo si se vislumbra en ello una intención, un sentido, como magistralmente hacía su compatriota Tarkovski con su famosa teoría del montaje o del "tiempo esculpido" como él prefería denominarla y que expone en su bellísimo ensayo póstumo. Pero en Sokurov uno no ve el sentido, tan sólo (y ojo, es mucho decir, que Sokurov, por muy pelma que sea, es un grande -ahí están "Madre e hijo" y "El arca rusa"-) a otro director cuya difusión está casi circunscrita a los festivales cinematográficos de turno(ganó el León de Oro en la pasada edición de la Mostra de Venecia), de esos que confunden profundidad con un discurso plúmbeo e incomprensible tan sólo para unos iniciados, que quizá sólo sean ellos mismos. En todo caso, es otro nivel

  Preferimos pensar que la intención de Sokurov era la de transferir la pesadilla del alma racional del protagonista al ver su existencia privada de sentido y así mostrarnos una obra superlativa en su belleza, pero desasosegante, inaprehensible y que, a pesar de todo ello (o quizá por todo ello) se queda grabada en nuestra memoria, como un mal sueño cuyo recuerdo nos atormenta y acompaña. 



martes, 28 de febrero de 2012

INFIERNO BLANCO (El último superviviente)



Título original: The grey. 
Dirección: Joe Carnahan.
Año: 2012. 
Duración: 115 min. 
Interpretación: Liam Neeson (Ottway), Dermot Mulroney (Talget), Frank Grillo (Diaz), Joe Anderson (Flannery), James Badge Dale (Lewenden), Dallas Roberts (Henrick), Nonso Anozie (Burke), Ben Bray (Hernandez).
Guion: Joe Carnahan y Ian Mackenzie Jeffers; basado en el relato corto “Ghost walker”, de Ian Mackenzie Jeffers. 


  En “Infierno blanco”, el personaje interpretado por Liam Neeson es el líder de un indisciplinado grupo de trabajadores de una refinería cuyo avión se estrella en las remotas montañas de Alaska. Los supervivientes, expuestos a heridas mortales y un tiempo inclemente, disponen de pocos días para escapar de los gélidos elementos. Y por si el terrible frío fuera poco enemigo, una manada de lobos salvajes, amenazantes y sanguinarios, persiguen incansablemente a sus presas humanas. A medida que las indefensas víctimas caen una a una, las posibilidades de supervivencia del último de estos hombres son cada vez más remotas.

  Así como lo leen. Se diría más una versión montañera y nevada de "Tiburón", a tenor de semejante sinopsis; pero lo cierto es que sorprende para lo que suele ser una producción de estas características. Uno de los productores es Ridley Scott, así que el entretenimiento y la tensión al límite están asegurados, pero el film ofrece momentos de un dramatismo insospechado en las tribulaciones y confesiones de esos hombres normales que se ven abocados a una muerte casi segura y, además horrible. Ellos brindan, en su lucha por la supervivencia, unas interpretaciones logradas e intimistas que contrastan con aquéllas tan planas que suelen predominar en el cine de este tipo. De entre ellos, Liam Neeson, es el más dotado, no en vanos su personaje es el mejor construido a pesar de la falta de información que se nos brinda de él, un hermetismo agresivo y atormentado que junto con unas habilidades dignas de MacGyver (el de los ochenta, de la serie, no el de ahora -pena de años-) lo hacen realmente atractivo, casi de cine negro.

  Son sin duda lo mejor de esta película que nos habla del viejo tópico del superviviente en situaciones extremas, el hombre contra la naturaleza, aunque para ello se sirva de una premisa un tanto burda como es la de unos lobos asesinos, que más parece un argumento de film de serie Z y cuyos ataques son inferiores en cuanto a tensión y fuerza dramática frente a esos otros de los supervivientes ante su cruel destino.


viernes, 24 de febrero de 2012

Yo me acuerdo de esa escena de... (Uno de los) Primos (Daniel Sánchez Arévalo, 2011)

  Por una vez, no voy a mostrar el final de una película, sino su principio. Bueno, también es un cortometraje de lo que vengo a hablar. A ver cómo lo explico.
  
  "Primos", es una agradable comedia, de lo mejor que el cine español produjo el último año, con una historia tierna, divertida y sin mayores pretensiones. Todo ello es habitual en los trabajos de Daniel Sánchez Arévalo, así como la estupenda labor de esa familia de actores con la que se rodea en cada película y de los que consigue sacar notorias y sobresalientes interpretaciones. Él descubrió a Quim Gutiérrez para el gran público en "Azuloscurocasinegro" cuyo germen se encuentra en su cortometraje "Física II"

  Sánchez Arévalo siempre ha sido y es un gran director de cortometrajes, formato que no considera de menor entidad que el largometraje, y ha dado muestras de ello con trabajos como los conocidos "Gol", "Exprés", "Pene","Profilaxis", "La culpa del alpinista""Traumatología" (que también empieza en boda) y uno que me gustó bastante sobre una pareja de desconocidos enfrentada al fin del mundo de cuyo nombre no logro acordarme. Con los dos primeros ganó el Gran Premio del Jurado en la segunda y la tercera edición del festival Notodofilfest, el cual dirigió en su octava edición. Precisamente fue allí donde presentó este cortometraje que servía como tarjeta de presentación de su película "Primos": un genial monólogo para el lucimiento de Quim Gutiérrez, impagable primo. 

  Este corto o escena inaugural cosechó más aplausos en la entrega de premios del festival que muchos de los cortometrajes ganadores, incluidos los de algunos del jurado (mención especial  mereció el que presentó Lucrecia Martel: "Pescados". Tela.) 


sábado, 18 de febrero de 2012

CUENTA ATRÁS (Hollywood à la française)



Título original: À bout portant. 
Dirección: Fred Cavayé. 
Año: 2010. 
Duración: 84 min.
Interpretación: Gilles Lellouche (Samuel), Roschdy Zem (Hugo), Gérard Lanvin (comandante Werner), Elena Anaya (Nadia)


  Samuel y Nadia son una pareja que vive feliz en París. Él trabaja como enfermero y juntos esperan su primer hijo. Pero todo cambia cuando Nadia es secuestrada bajo la mirada impotente de su marido. Para salvar a su esposa, Samuel deberá ayudar a escapar del hospital a un paciente que se encuentra bajo vigilancia policial. Y a partir de ese momento, empezará su particular cuenta atrás. 
  
  Y esto es más o menos todo: cine hollywoodiense a la francesa (lo que no significa, al menos en esta película, marcharse sin despedirse), como muy orgullosamente declara su director. La verdad es que le ha salido un film que no tiene nada que envidiar a cualquier otra típica superproducción estadounidense con un protagonista normal y corriente que se ve enfrentado a una situación extrema que le sobrepasa, el esquema cartesiano que Hitchcock utilizó en casi todas su películas y que tan bien funciona. Tópica y efectiva a partes iguales, olvidable como tantas otras del género, pero consigue sin complejos lo que pretende: casi hora y media de puro entretenimiento y provocar momentos de verdadera tensión en el espectador. 


  Por otro lado, sería injusto no valorar positivamente la actuación de los dos actores protagonistas: Gilles Lelouche presta su físico anodino a un celador convincente puesto contra las cuerdas y Roschdy Zem encarna con atractivo y peligroso carisma a un ladrón envuelto en una trama de corrupción policial. Sus interpretaciones elevan un poco la media de lo que suelen ser las películas norteamericanas de este tipo. También sale Elena Anaya, en un embarazadísimo y pequeño papel que interpreta solventemente con un delicioso y sutil acento español. 


  Por cierto, el título en español resulta, por una vez, más adecuado que el original "À bout portant", que viene a significar "A quemarropa". Aunque, dicho sea de paso, la cuenta atrás propiamente dicha es tan sólo al principio, todo lo que viene después es un fregado del quince


   P.S.: El tráiler está en francés porque, si ya de hecho no es un gran tráiler, la versión doblada al español es simplemente espantosa (con una traducción un tanto imaginativa además). No lo he encontrado con subtítulos. 


miércoles, 15 de febrero de 2012

SHAME (Pornografía del alma)



Dirección: Steve McQueen
País: Reino Unido
Año: 2011.
Duración: 99 min. 
Interpretación: Michael Fassbender  (Brandon), Carey Mulligan (Sissy), James Badge Dale (David), Nicole Beharie (Marianne), Hannah Ware. 
Guion: Steve McQueen y Abi Morgan.


  "Pornografía" según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en su primera acepción es el carácter obsceno de obras literarias o artísticas. Entiéndase por obsceno aquello ofensivo al pudor. ¿Es "Shame" -la película más polémica del año, con un buen número de desnudos integrales y abundante sexo explícito- pronografía? Sí, lo es, pero no por mostrar un buen número de desnudos integrales y abundante sexo explícito, sino porque hace algo mucho peor y más impúdico: muestra, en toda su insoportable crudezael alma atormentada de un hombre que se desprecia a sí mismo. Y porque es una obra de arte.
  
  Brandon es un hombre de treinta y tantos años que vive en un confortable apartamento en Nueva York y es adicto al sexo. Un día, el ritmo metódico y ordenado de su vida se ve alterado por la imprevista llegada de su hermana Sissy, una chica rebelde y problemática. Su presencia explosiva llevará a Brandon a perder el control sobre su propio mundo.
  
  En realidad, había perdido el control hacía mucho tiempo, sólo que la llegada de ese soplo de vida que es su hermana le hace darse cuenta de su propio vacío vital: en la primera escena de la película Brandon está tendido entre las sábanas de su cama, desnudo, presumiblemente después de haberse acostado con alguna mujer, pero su quietud y su inexpresividad le hacen parecer un muerto que está siendo amortajado. Lo obsceno, pues, no son las gráficas escenas de sexo, absolutamente necesarias en la trama, sino esa caída libre del personaje en la miseria humana más absoluta, que es la verdadera fuerza motora de la historia, hasta tal punto que el sexo pasa a ser secundario frente a la debacle que uno presencia con verdadera angustia. Porque se pasa mal, muy mal viendo esta película, que, definitivamente, no es de palomitas ni busca serlo. Es más que entretenimiento, es la disección en carne viva del alma herida de un hombre que siente asco de sí mismo.
  
  Ese hombre es un impresionante (por ponerle un adjetivo, porque los que hay, o sobran o se quedan cortos) Michael Fassbender, que con este film se reivindica como actor de raza, uno de los mejores de su generación. Transmite con su cuerpo ávido de amor, con sus pajas tristes, con su cara transmutada en una expresión de angustia en el momento del orgasmo, con su mirada rota, una tristeza y soledad infinitas, en una composición descarnada y verdadera. Hace falta ser muy valiente para atreverse con un personaje como éste, para desnudarse no sólo física, sino emocionalmente. Michael Fassbender, el que sería el más justo y digno ganador del óscar a mejor actor de este año, no está ni tan siquiera nominado. Las razón que suena con más fuerza para que se haya cometido esta injusticia: los conservadores miembros de la Academia no ven con buenos ojos que se desnude frontalmente en varias ocasiones. Que enseñe la polla, vamos, y más en concreto, una polla como ésa que hace que George Clooney sugiera que puede jugar al golf sin manos. Quizá han creído que como su miembro es del tamaño de la estatuilla, no la echará de menos. Yo, sin embargo, creo que el agravio es mayor: tampoco la han nominado a mejor actor secundario. Junto a él, una deslumbrante Carey Mulligan, poseedora de una presencia cinematográfica incomparable, un halo de digna fragilidad que se disfruta en cada uno de los segundos de su ya antológica escena en primer plano cantando una lenta y melancólica versión de "New York, New York" que no es sino un mensaje cifrado a su hermano, una secuencia tan espectacular en términos actorales como ese diálogo entre ambos actores, todo un derroche de talento y realismo interpretativos.
  
  Sus interpretaciones son ensalzadas por una dirección personal y muy peculiar, con una cuidadísima y estilizada estética que transforma lo vulgar en una belleza delicada, gracias a una magnífica fotografía y a una banda sonora que subraya de manera sutil las emociones, otorgando a toda la cinta una atmosférica personalidad. Se le puede achacar un ritmo demasiado lento y que nunca se explicite el pasado de ambos hermanos, pero es una elección estética y narrativa: en sus prolongados y silenciosos planos vislumbramos un pasado tan terrible y doloroso que no puede ni quiere ser nombrado y que es el responsable de su desolación, la cual encaran de maneras opuestas: ella desde la luz, él desde la oscuridad.

  Porque hay algo que ella ha aprendido y que él no, una frase que ella pronuncia y que resume toda la película: No somos malas personas, sólo venimos de un mal lugar. 


martes, 14 de febrero de 2012

Yo me acuerdo de esa escena de... Los puentes de Madison (Clint Eastwood,1995)

  Spoilerazo, y de los que duelen.

  Una de las escenas dramáticas más impresionantes del cine de los noventa. Una buena muestra del estilo sobrio pero con nervio del gran Eastwood, que hace gala de la contención formal que subraya aún más la intensa carga dramática de la escena, capaz de hacer llorar hasta al macho español (a partir del minuto 2:40, aunque todo en este monólogo es disfrutable).  

  Diálogo sin palabras entre dos amantes en la encrucijada que podría cambar sus vidas. Ella debe elegir entre el amor a su familia en un aburrido pueblo y la pasión que siente por el que es, sin sombra de dudas, el amor de su vida. Quedarse en el coche o abrir la puerta, correr bajo la lluvia y entrar en la camioneta.

  Por muchas veces que la hayamos visto y sepamos el final, todos le decimos a Francesca: "¡Vete, vete con él, deja a tu marido!" y todas las veces sabemos que no es posible y que nosotros, como ella, nos quedaríamos, no abriríamos la puerta.

  Esa certeza que sólo se tiene una vez en la vida, ese amor que uno deja escapar, aun sabiendo que se arrepentirá el resto de su vida. Porque así son las cosas.

lunes, 13 de febrero de 2012

YOUNG ADULT (Crecer a hostias)



Dirección: Jason Reitman
Año: 2011.
Interpretación: Charlize Theron (Mavis Gary),Patrick Wilson (Buddy Slade), Elizabeth Reaser (Beth Slade), Patton Oswalt (Matt Freehauf), Collette Wolfe (Sandra Freehauf). 
Guion: Diablo Cody


  Desde hace unos años se viene hablando con frecuencia del denominado "síndrome de Peter Pan", el cual, a pesar de no estar reconocido como una enfermedad psiquiátrica, está ampliamente considerado como un mal de la sociedad moderna, que afecta a aquellos que no son capaces o se niegan a madurar. Los eternos adolescentes, vamos. Las características de un "Peter-Pan" son: inmadurez, irresponsabilidad, rebeldía, cólera, narcisismo, dependencia, negación del envejecimiento, manipulación, y la creencia de que está más allá de las leyes de la sociedad y de las normas por ella establecidas. Estas últimas líneas describen perfectamente el personaje protagonista de esta película, una impresionante y pasivo-agresiva Charlize Theron.
  
  Charlize Theron interpreta a Mavis Gary, una escritora de libros para adolescentes que vuelve a su pueblo natal para revivir sus días de gloria e intentar recuperar a su amor del instituto. Cuando todo parece ir de mal en peor, Mavis se encuentra con un antiguo compañero de clase que tampoco ha triunfado al terminar el instituto.
  
  Se trata de una de las comedias más amargas y crueles que yo haya visto y con uno de los personajes protagónicos más insoportables que recuerdo. La escritora de libros para adultos jóvenes (categoría en la que se enmarca la saga "Crepúsculo" e incluso "Harry Potter" en sus últimos volúmenes; y que en inglés recibe el nombre de "young adult", de ahí el título) que encarna de forma soberbia Charlize Theron, en el que es sin duda uno de sus mejores papeles, es antipática y despreciable, un personaje patético al que sin embargo uno compadece al contemplar su naufragio vital y cómo su distorsionada visión de una realidad que debería pedirle perdón por no haberle otorgado la vida de éxito que el instituto le prometió que merecía, le llevan a un hundimiento que parece irremediable. Es curioso, pero uno sufre al ver esta película que parece una comedia pero se asemeja bastante a un drama en muchos momentos, uno sufre con ella, y se ríe con ella, y mucho, merced a unos chistes políticamente incorrectos y una mala leche casi sin tregua. Ella, la Theron y su personaje, son el principal vehículo de este humor corrosivo, pero en ello también juega un gran papel su redescubierto y lisiado amigo Patton, igualmente amargado pero más sensato y realista, pues la vida nunca le prometió nada. Personajes antitéticos (la reina del baile de graduación y el gordo al que nadie mira) que acaban sienten y son lo mismo, unos seres fracasados y perdidos bajo su punto de vista, lo que demuestra que, a pesar de lo que diga el instituto, al final, tanto unos como otros, en algún momento de su vida, sienten lo que Janis Ian cantaba en su canción "At seventeen".

   Ellos son los dos principales y más logrados personajes de un elenco más que solvente y, a pesar del desquiciamiento con que la protagonista los contempla y trata, realista. Quizá se eche en falta, más dinamismo en cuanto al tono general de la película, demasiado cínico y plano, anticlimático, pero se corresponde con la vida y la visión planas del personaje de Mavis Gary. 
  
  Curiosamente, y a pesar de su título y de sus personajes infantiles, se trata de la película más madura de su director, una ácida comedia dramática sobre lo que significa convertirse en un adulto, y como esto, se quiera o no, es inevitable, lo quiera o no el personaje de Charlize Theron a la que no le queda otra que crecer como crecemos todos: a hostias.



viernes, 10 de febrero de 2012

WAR HORSE (Mi reino por un caballo)

 


Dirección: Steven Spielberg
Año: 2011.
Duración: 146 min. 
Interpretación: Jeremy Irvine (Albert), David Thewlis (Lyons), Emily Watson (Rose), Toby KebbellDavid Kross (Gunther), Peter Mullan (Ted), Niels Arestrup (abuelo), Eddie Marsan (sargento Fry), Benedict Cumberbatch (Major Jamie Stewart)
Guion: Lee Hall y Richard Curtis; basado en la novela de Michael Morpurgo
Música: John Williams


  Cuenta la leyenda (así como Shakespeare) que el rey Ricardo III de Inglaterra se enfrentó solo en la batalla de Bosworth a las huestes de Enrique Tudor, que ambicionaba su trono, cuando sus propios hombres retrocedían. A mitad del envite, su caballo tropezó a causa de un clavo suelto en una herradura en una de sus patas y huyó despavorido dejándolo a merced de sus enemigos gritando la famosa frase: ¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!. Perdió la batalla, por supuesto. La enseñanza de esta famosa anécdota (que ha inspirado programas de televisión y canciones de grupos italianos)es que hay que hacer las cosas bien, con paciencia y minuciosidad, pues el más mínimo detalle puede ser vital en la consecución de una empresa mayor. Un clavo costó un reino. 

  Así de minucioso debe de ser Spielberg y más si un caballo es el protagonista de su nueva película, basada en una novela juvenil que nos cuenta la extraordinaria historia de amistad que surge entre el joven Albert y un caballo llamado Joey, separándose sus caminos a causa de la Primera Guerra Mundial. A pesar de los obstáculos que encuentra en su camino, el coraje del caballo será fuente de inspiración para todos los que se cruzan con él, mientras Albert lo busca incansablemente en los campos de batalla de Francia para traerlo sano y salvo a casa.

  No les voy a decir el final, pero habiendo leído lo anterior, seguro que ya lo saben. En definitiva, esta historia es puro Spielberg para lo bueno y para lo malo: típica y predecible historia bigger than life de jovencito ingenuo contra el mundo que madura a base de pasar por pruebas que le cambian la vida pero de las que sale reforzado y confiando en los buenos sentimientos de las personas. Añádanse una tensa relación padre e hijo, un final edulcorado y un héroe inesperado y tierno (en este caso, un sorprendentemente expresivo caballo, pero podría haber sido E.T. o un niño robot abandonado) y tendrás un taquillazo para toda la familia con una buena dosis de ñoñería y seis nominaciones a los óscar. Esto es lo malo, lo bueno, es todo lo demás: fotografía esplendorosa, banda sonora impresionante, dirección magistral, secuencias de quitar el hipo, planazos dignos de estudio, reparto internacional de auténtico lujo con multitud de actores luciéndose en breves apariciones... porque aquí el protagonista es el caballo, no nos engañemos, que actúa como hilo conductor de varias historias (algunas más interesantes que otras) marcadas por la Gran Guerra ofreciendo un fresco histórico de esa época convulsa. Entre los actores, destacar a todos los británicos, desde Peter Mullan hasta Emily Watson pasando por Benedict Cumberbatch y en especial, el abuelo interpretado por Niels Arestrup. El coprotagonista humano hace un trabajo decente, aunque su "buenismo" lo convierte en un personaje casi plano.

  A pesar de la dirección propia de un maestro y de algunas secuencias memorables -sobre todo aquellas que transcurren en la batalla del Somme, tan magníficamente dirigida que recuerda a aquella otra, mítica, del desembarco de Normandía al comienzo de "Salvar al soldado Ryan" (aun sin ser tan buena como aquélla: es difícil superarse a uno mismo si se es Spielberg) o los soldados enemigos haciendo un momentáneo, enternecedor y cómico alto el fuego para ayudar al caballo, con reminiscencias de "La vaquilla" y hasta de Gila- la película se hace pesada en algunos momentos y adolece de una falta de originalidad y un clasicismo argumental que nos hacen añorar propuestas más arriesgadas, por mucho que nos consolemos con el buen hacer y la mano maestra del Rey Midas de Hollywood.

  Spielberg es un rey, y su reino es de este mundo, aunque en sus películas nos haga creer lo contrario.

  



miércoles, 8 de febrero de 2012

DECLARACIÓN DE GUERRA (Los padres terribles)


Título original: La guerre est déclarée. 
Dirección: Valérie Donzelli. 
Año: 2011. 
Duración: 100 min. 
Interpretación: Valérie Donzelli (Julieta), Jérémie Elkaïm (Romeo), César Dessix, Gabriel Elkaïm (Adán), Brigitte Sy (Claudia), Elina Lowensohn (Alex), Michèle Moretti (Geneviève), Philippe Laudenbach (Philippe), Bastien Bouillon (Nikos). 
Guion: Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm. 

  ¿Conocen la novela de Jean Cocteau "Los niños terribles"? Ésa que conoció una adaptación cinematográfica y que popularizó el término enfant terrible (cuyo origen se debe a la testarudez del joven Pierre Charles L'Enfant) para referirse a esos jóvenes trágicos que se enfrentan al mundo con inocencia y descaro. En ella se narra la relación incestuosa de dos hermanos que viven aislados del mundo y cuyo idílica vida se quiebra ante los peligros de la adolescencia. Del mismo modo, la pareja protagonista de este film parece vivir en otro mundo hasta que la madurez les llega al tener que afrontar el raro cáncer cerebral de su bebé de año y medio, con la inconsciencia de unos niños que sólo pueden pensar en que todo va a salir bien porque la opción contraria, la muerte, no entra en su vocabulario

  La escueta sinopsis promocional: Una pareja, Romeo y Julieta.  Un niño, Adán. Una lucha, la enfermedad. Y, sobre todo, una gran historia de amor, la suya. En efecto, la película es, en resumidas cuentas y como la directora se empeña en hacernos ver, una historia de amor de dos jóvenes inmaduros llamados Romeo y Julieta y las fluctuaciones de ese amor al que se agarran como tabla de salvación para superar la fatalidad.

  Concebido casi como un cuento moderno(incluidos tres narradores), el film no es una comedia ni un drama. Uno se sorprende riéndose ante el extraño sentido del humor con que los padres conllevan semejante tragedia y las secuelas que al niño puedan quedarle poco después de haberse conmovido cuando éste ha sido llevado a la sala de operaciones para practicarle una operación a vida o muerte. La pareja protagonista es lo mejor de la película, entregada hasta el tuétano en la realización de este proyecto semiautobiográfico cuyo guión firman a dos manos inspirándose en la enfermedad de su hijo Gabriel, el cual interpreta a Adán al final de la película. El candor desarmante que desprenden y ese optimismo a prueba de bombas hace de ellos una pareja singular y atractiva, si bien su comportamiento, despreocupado a veces y un tanto infantil, hace difícil por momentos comprenderlos y empatizar con su forma de encarar la situación, si bien ya se sabe que no existe un manual de buenas costumbres para enfrentarse a la vida cuando ésta nos arrolla.

  Están secundados por un puñado de buenos actores que interpretan a sus familiares y a los médicos (alguno real) que acompañan su periplo. Mención especial para el estrafalario pero humano personaje de la primera pediatra, la Dra. Prat, interpretada de maravilla por Béatrice de Staël, a pesar de su corto tiempo en pantalla. Asimismo, hay que destacar la banda sonora, perfecto acompañamiento de la historia, y que brinda momentos de gran emoción como aquél en el que Romeo rompe a llorar en una fiesta mientras suena "Je ne peux plus te dire je t'aime" (el título ya lo dice todo) o esa escena que remite a la comedia musical "Les chansons d'amour" en la que los actores cantan la canción "Ton grain de beauté" compuesta por ellos mismos. 

  Cuando el film comienza, Romeo y Julieta son niños y son padres. Cuando los títulos de crédito asoman, seguirán siendo padres (uno nunca deja de serlo), pero nunca más niños. Es el precio a pagar por seguir viviendo, aun después de la tragedia.

  P.S.: "Los padres terribles" es también el título de una obra de teatro y posterior película de Jean Cocteau, cuyo libro lee la protagonista en un momento de la película.



domingo, 5 de febrero de 2012

Yo me acuerdo de... Odyssey, ese anuncio de Levi's.

  Si bien no comulgo con el precepto en el que se basa la publicidad, es decir, crear una necesidad en el espectador con el objetivo de vender un producto, es innegable que esta disciplina ha alcanzado cotas de calidad que la equiparan en ocasiones con el arte.

  Es el caso de este anuncio, considerado por muchos como el mejor jamás realizado, y que ha alcanzado la categoría de clásico. La fuerza de las imágenes, la mirada intensa de los actores y, sobre todo, esa maravilla en forma de composición musical titulada "Sarabande", de Häendel, empleada ya en otra maravilla cinematográfica como es "Barry Lindon" de Kubrick.

  Es el más recordado de todos los anuncios de Levi's, incluido aquél que trataba de imitarlo u homenajearlo con una parejita de guapos intensos y música de Mogwai, ese otro de aire filogay e incluso el que protagonizó Brad Pitt. Quizá el único que le pueda hacer sombra sea el que dirigió Michel Gondry, también buenísimo.

  Se encuentra en internet otra versión con otro fragmento de la misma pieza musical, pero su fuerza emotiva es mucho menor. Algunos, incluso, han hecho sus propias versiones con músicas diferentes, dando como resultado algo más salvaje o electrónico o directamente personal.

  Y no, Levi's no me paga por esto. Pero debería.

miércoles, 1 de febrero de 2012

THE ARTIST (No han oído nada todavía)


Dirección y guion: Michel Hazanavicius
Año: 2011.
Duración: 98 min. 
Interpretación: Jean Dujardin (George Valentin), Bérénice Bejo (Peppy Miller), John Goodman (Al Zimmer), James Cromwell (Clifton).
Música: Ludovic Bource.
Fotografía en blanco y negro: Guillaume Schiffman. 

A  Sofía Zamalloa Serrano

  Es un hecho ampliamente aceptado que "El cantor de jazz" (1927) es la primera película sonora de la historia del cine, aunque según recientes descubrimientos tal honor habría de atribuírsele nada más y nada menos que a Concha Piquer, que en 1923 realizó unas grabaciones sonoras de canciones y recitados españoles además de un fado, lo que la convierte, así del tirón, en la primera película sonora de la Historia, además de ser la primera en español y, por ende, la primera en portugués. Por si fuera poco, la Piquer también canta en "El cantor de jazz" poniendo la voz a un niño (con estas credenciales es lógico que la cantante tuviera el ego como una catedral gótica). Pero tomemos por buena la verdad por todos conocida de que "El cantor de jazz" es la primera película sonora, y por lo tanto, la que abrió un nuevo mundo, imparable, en la industria del cine y el entretenimiento, poniendo Hollywood de arriba abajo y defenestrando al olvido a estrellas del cine mudo que no supieron adaptarse a la nueva realidad del cine sonoro, o cuyas voces o acentos les negaron las puertas de la gloria. Y todo por algo tan sumamente prosaico y habitual como el sonido, cotidiano en la vida de casi todo el mundo. Es irónico, por tanto, que las primeras palabras oídas en una sala de cine fueran la que proclamó Al Johnson a punto de cantar Toot Toot Tootsie: "¡Esperen un minuto, esperen un minuto, no han oído nada todavía!" (Wait a minute, wait a minute, you ain't heard nothin' yet!).

  De esta época de cambio, ilusión e incertidumbre, de estas estrellas que se apagan dando lugar a otras nuevas, trata la película revelación de la temporada, "The artist": Hollywood, 1927. George Valentin es un célebre actor del cine mudo al que todo le sonríe, pero la llegada del cine sonoro marca el final de su carrera y le lleva a caer en el olvido, mientras la joven extra Peppy Miller empieza a ser propulsada hacia el firmamento de las estrellas.

  Resulta curioso y gratamente sorprendente el apabullante éxito que esta película está obteniendo, a todas luces suicida en el momento de su concepción. Pues no sólo es muda (aunque con originales y logrados "peros" que es mejor no desvelar) sino que además cumple con otras convenciones del género como los intertítulos explicativos y, lo que es más sorprendente y un giro estético arriesgado en estos tiempos de furor de 3D y pantallas planas, en formato 1.33:1, el formato de pantalla utilizado en la época del cine mudo. Así, uno se sienta en la butaca y es como realizar un viaje en el tiempo. La originalidad de la película radica precisamente en esto, y en demostrar que, a pesar de todo, la sensibilidad moderna no es tan diferente de la de hace cien años (a pesar de algunas quejas para las cuales, yo opino como éste). Aún es más, esta película supuestamente anacrónica ambientada durante el crack bursátil del 29 y mostrando cómo la industria cultural se polarizaba entre defensores y contrarios de las nuevas técnicas que imponía el desarrollo tecnológico, ha querido el el azar que coincida con el momento actual, en plena crisis y con el cierre de Megaupload y el debate sobre el alcance y retribución la distribución de los productos culturales, uno de los debates intelectuales más apasionantes que se recuerdan sobre el ejercicio creador y su influencia en el gran público. El eterno retorno, de nuevo.

  Por lo demás, la historia en sí, es sencilla y no demasiado original (similar planteamiento presenta la grandiosa "El crepúsculo de los dioses"); casi se diría que es un intento de hacer popular el cine mudo para aquellos que nunca han visto una película muda. Chaplin o Keaton ya hicieron esto antes y mejor, pero claro, sus filmes tienen casi cien años, no son modernos (pónganse a ver una peli de Charlot y se reirán más que con muchas comedias estrenadas este año). El cinéfilo, sin embargo, saldrá tan encantado como sale el resto de espectadores no doctos en la materia, merced a una historia llena de guiños cinéfilos (empezando por su banda sonora, que incluye varios temas clásicos del cine, acarreándole acusaciones de plagio de Kim Novak, nada menos) y referencias metacinematográficas (o lo que los franceses llaman mise en abyme) que la hacen muy disfrutable, como se nota que disfrutaron haciéndola todo el equipo, desde el espléndido y carismático Jean Dujardin, pasando por la encantadora Bérénice Bejo y el perro Uggie, más expresivo que muchos actores de "Crepúsculo". 

  Tiene muchas cualidades esta película, más allá de su conveniencia histórica y el homenaje al cine y a las estrellas olvidadas, y quizá la más importante sea la de haber conseguido que el gran público recupere la inocencia de los primeros espectadores, tan similar a la de los tempranos deslumbramientos de la infancia.


  P.S.: De ganar el óscar a mejor película, como es probable que suceda, sería la segunda película muda en lograrlo tras "Alas" que lo ganó en la primera edición de los premios en 1928.