domingo, 27 de noviembre de 2011

UN HOMBRE SOLTERO (De la belleza como bálsamo)


Título original: A single man
Dirección: Tom Ford.
Duración: 99 min.
Género: Drama.
Interpretación: Colin Firth
(George), Julianne Moore (Charley), Matthew Goode (Jim), Nicholas Hoult(Kenny)

  Una de las primeras imágenes que uno ve cuando busca “Tom Ford” en Google es al ínclito diseñador azotando con una toalla los culos de dos modelos masculinos en las que parecen ser las duchas de un vestuario. Los tres riéndose, los tres desnudos. Uno podría esperar que su ópera prima tuviera una temática filogay. Y así es. Uno podría esperar, también, un trabajo excesivo y frívolo. Y no, en absoluto. Lo que encuentra es una delicada y sensible historia de soledad que va más allá de los sexos, contada con una sabiduría y contención sorprendentes por inesperadas, no porque sea Tom Ford, sino por tratarse de un primerizo.

  Los Ángeles, 1962, en el punto álgido de la crisis de los misiles cubanos. George Falconer, un profesor universitario británico de 52 años que lucha por encontrarle sentido a su vida tras la muerte de su compañero sentimental de los últimos dieciséis años, Jim. A lo largo de un único día, una serie de sucesos y encuentros lo llevan en última instancia a decidir si la vida tiene sentido después de Jim. George recibe consuelo de su amiga más íntima, Charley, una belleza de 48 años que también lucha con sus propias dudas acerca del futuro. Un joven estudiante de George, Kenny, que está intentando aceptar su auténtica naturaleza, acecha a George porque ve en él a un espíritu afín.

  El peso de la trama recae, pues, en la soberbia interpretación de un único actor, el británico Colin Firth, que logra aquí el mejor papel de toda su carrera, capaz de transmitir una gran humanidad con tan sólo unos gestos y unas miradas, en la difícil tarea de encarnar a un hombre normal roto por el dolor de la pérdida, que trata de encontrar en la belleza una salida a su propio hundimiento. La belleza está por todas partes en el film, que a veces peca de ser en exceso esteticista, con numerosos y sugerentes planos detalle acentuados por una magnífica dirección de fotografía firmada por el joven español Eduard Grau, que logra dotar a la imagen de una belleza singular que atrapa al espectador por lo que tiene de sinestésico en cuanto al tratamiento del color. Este profesor, como ya hiciera Gustav von Aschenbach en “La muerte en Venecia” de Visconti, intenta escapar a la muerte autoimpuesta extasiándose en la contemplación de lo bello, ya sea un paisaje, un vestido, o alguno de los efebos que pueblan el film: desde su alumno (interpretado por el ya no tan niño y ya no tan grande Nicholas Hoult) hasta el chapero madrileño con look a lo James Dean que tan esforzadamente interpreta el top model vasco Jon Kortajarena en un papel breve y bonito pero  carente de peso, que más bien parece haber sido escrito por el diseñador para dar una oportunidad a su muso en el mundo de la actuación. Imperdonable sería olvidar, por otro lado, la excelente labor del resto del reparto, en especial de Julianne Moore, que nunca falla, aquí como la mejor amiga del protagonista, que se ve envejecer mientras asiste a su propia pérdida, la de ese amor imposible y no correspondido que siente por George.

 Sobra decir que, por supuesto, todos visten de manera impecable. 


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